Del Códice Calixtino, la Lana y la Fama

Los rescoldos de los grandes acontecimientos, si se sabe escudriñar en ellos, nos dejan en forma de pequeñas perlas momentos apenas perceptibles que le otorgan su auténtica medida y valor apenas la ventolera retira la hojarasca de los ociosos mirones.

Ocurrió así tras las recientes elecciones municipales, cuando el gran mundo descubrió y pudo contemplar atónito la mirada de María Pardo, la nueva concelleira en cuyos ojos cualquiera y hasta cualquiero desearía empadronarse.

Ocurrió también cuando, días después, María de los Ojos Grandes acudía a recoger en Lleida el premio que desde Cultura se otorgaba a Santiago por la actuación municipal en el casco histórico, casco no retornable cuyo trabajo y esfuerzo, pues así de jocundas son las cosas en la política, lleva el nombre y el apellido de la nacionalista Olga Pedreira que a estas horas andará por ahí celebrándolo, brindando frente al espejo con acíbar. Allá acudió junto con los príncipes de las Asturias, en compañía al de Reyes Leis al trote como concelleira del tema también y que, al decir de algún ausente, no finge, es que es así de verdad…Unos escardan la lana y otros se llevan la fama.

Y ocurrió, en fin, con el ausente Códice Calixtino, robado, hurtado, secuestrado o… ¿abducido por extraterrestres? Porque a estas alturas no falta nadie que no haya dado su versión sobre el tema e incluso apuestan por versionar en papel o celuloide las hazañas del díscolo Códice, por ser boinas que no quede. Incluso quienes no hace tanto entendían la custodia del patrimonio de todos con reducirlo a cenizas claman por la negligencia eclesiástica en la custodia, cosas de la Ley de la Amnesia Histórica. Lo único cierto es que no está y Santiago ha perdido su documentación, su visado para la historia cuando la eternidad de la ciudad se detuvo un instante, apenas un segundo que durará para siempre, cuando se conoció la noticia, que el Camino se ha llenado de socavones. Pero todo tiene su lado bueno, pues gracias al desastre miles de compostelanos han oído hablar por vez primera del Códice, algo es algo. Pronto habrá novela sobre el robo, difícil es dudarlo, buena ocasión para que otros tantos, una vez conocido que existe, se interesen por su contenido (aviso: al final del Códice ella no se casa.).

Pues eso. A la próxima hablaremos de las multas paternas para los borrachuelos del Botellón.
***

NOTA: Comenta un lector que se presenta como Anónimo (a pesar de lo cual habla de rigor y de estar bien informado), que se le ofreció a Olga Pedreira "acudir" a la entrega del premio, cosa que ella aceptó pero que su grupo politico no consintió. Cierto o no, tal cosa ni quita ni pone nada a lo aquí escrito, más bien lo reafirma: unos escardan la lana...