Decir que la concejala María Pardo está más guapa callada es, sencillamente, imposible. Pero callada al menos no nos hubiera revelado que, en el fondo, es una mujer muy vulgar. Algunos tuvimos la dolorosa oportunidad de comprobarlo en un reciente debate televisado en El Correo TV cuando haciendo alarde de nada se regodeó en la situación de desempleo de su oponente Marta Álvarez-Santullano (desempleo, entiéndase bien, pues es concejala), y por más que a continuación tratara de aliviar sus palabras, cualquiera que presenciara su tono y los términos empleados no podría haber entendido otra cosa que su voluntad de humillarla (si su intención auténtica hubiese sido otra entonces no la calificaríamos de bocazas sino de pánfila, pero parece difícil). Los pormenores del debate ahí quedan para quien tenga interés en conocerlos, pero conociendo el itinerario político de doña María de los Ojos Grandes, su prepotente exabrupto se hace aún más incomprensible si cabe. En su incredulidad, la cara de Santullano era todo un poema, pero mantuvo el tipo y aun a riesgo de morir envenenada se mordió la lengua. Bien hecho, doña Marta, sí señora.
Ya nada será igual ahora que sabemos que María Pardo tiene la boca más grande que los ojos, que sufre de diarrea verbal y que bajo las ropas caras y los colgantes de diseño se esconde una verdulera sin clase. Tal vez sea una gran profesional, quizá una buena política, pero ahora que sabemos cómo piensa en realidad, solo provoca lástima el imaginar cómo ha podido llegar a donde está…y dónde pueda tener puestas sus miras.
No hay comentarios:
Publicar un comentario